inquebrantable nuestra ventana, ella
nuestro límite de vidrio por sobre los árboles
mojados del viento que ensalsa las ciudades.

Adentro a veces llueven cenizas de mármol
y las miradas empañan el vidrio
los cuerpos de cera, los muebles:
van a estallar.

Al abrirse el oro se perderá, aún
adentro las bestias saquean
asquean
devoran sueños y tormentos
tu vestido de flores, tus pañuelos,
tus pechos tu cuello tu pelo
todo el oro, las bestias
y estas letras
inscriptas en el reverso
estallan.