Porque no hay nada peor que una madre triste
supusieron que no había remedio
y aunque de la derrota vienen...
esas madres son fieras de su sangre
atacan el silencio desde el ruido del tumor
nos abrazan para siempre
nos cubren del frío con sudor
empuñaron la mañana empañada
en pañuelos con su blanco clamor
y sus manchas de sangre anónima
que recogen de la misma nada
y a eso hay que atreverse
con pecho firme de madre
y sed de revolución
ay! la tristeza baila el eco de la rebeldía
en círculos que se expanden
como la música
yo por ellas quiebro las palabras
que emana el llanto
para arribar a fuego nuevo
a luna roja hoguera nuestra
que arderá en tierra de todos.
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