Se alejó del cuarto, del rincón, y dijo:
- ¡Hoy me siento muy limpio!
y sus ojos se dejaban espiar para ver
que desde su pecho brotaban sus frutos
y se le abrían frescos los árboles, el cielo y la fe.

Me arrastré.
"Y yo me siento tan, tan sucio", pensé.
Desde la cortina gris que cubría el día
parecía llover polvo, nubes con mi rostro
aire sin voz.

Por la ventana se veía todo el resto, nada
día que pesa tanto y un mueble, como rincón
pues todo sobra cuando mueble
hasta los versos, todo es polvo.

Vamonos de aquí.

Siento en lo negro una llamada
me habla, me toca, su encanto
- oigo sus campanas -
hace catársis en mí donde quisiera ver claros.

Bahías de la tristeza, mareas de sangre
la risa perdida, la voz tardía
¿Que más me tienes preparado?

...Un abismo, un pozo al costado
sarcófago de delirios y de pérdidas,
la negación.

Por suerte o por dibujo del amor
abro los ojos y así corro.