Nosotros los que vuelan.

Cebadas mariposas,
los vampiros del día.
Sus colmillos colmando las colmenas
como alas desheredadas
e incestuosas medianeras.

Acalorados veranos,
los inviernos más crudos,
las migraciones constantes.

Caminar a pie descalzo
sobre los rieles de brazas
la llama que endurece
a cada paso
a cada mirada.

La paz, aquella llegada
aquella utopía
aquella ironía.
Crecieron los tentáculos del abismo
a coágulos monstruosos de la tarde
aprisionándome en un llanto seco
detrás de una inmensa pared.

la pared del dolor
infinita, sus escombros
espirales.
Necesito cagarme
necesito cegarme
necesito borrarme.

Pero para ello necesitaria fumarme
necesitaría tomarme
necesitaría tragarme.

De modo que tendría que digerirme
lo que implicaría entenderme
al precio de desintegrarme.

Mis días son un barquito de papel
hundido en las revoltosas mareas
del ácido digestivo de mis neuronas
y en una curiosa diarrea constante.
A veces, en las esquinas de la noche
una pregunta se hace espera
y uno no encuentra la manera
de encontrarse en el derroche.
El miedo de perderte
es acaso suficiente
para bastarme.
Entre la niebla que ciega
y las alcantarillas del cielo
más algunos desparpajos volátiles
que a mi mente llevan
y la noche trae
me entrego a vos
y a tu recuerdo

a tu cuello que me sonríe y canta
tantas mañanas
y tantos sueños

y era que quizás no estabas tan lejos.

20 03/06

Nosé si me extiendo
o me retrotraigo
No sé si me prolongo
o me repliego
No sé si me elevo
o me crusifico
No sé si me entrego pleno
o me excuso apenas

Estoy entre el abismo y la cueva
Estuve entre los árboles
y entre los nudos de voces.

fíjate bien quien te abraza
y cómo
a la perpetuidad

fíjate bien a quien abrazas
en medio de tus brazas
y cómo.

20

Tengo corta la vista
pero largo el corazón
aunque enroscado
como el intestino grueso
y en su propia mierda.

Y quizás tenga una ilusión
detrás de los espejos.
El universo está hecho de ramas
como un permanente cielo abierto
que son caminos, senderos y destinos
y en las violáceas mañanas
son partida o son llegada.

Millares de ellas son estrellas
pero también bifurcaciones del olvido.

¿Quien trepará al Ombú de los sueños?
Se desvanece el consuelo
en la drenada ventana
de tus labios de noche.
Al umbral a ultranza
las venas en penas
lo empapan
lo ensangrientan de lágrimas.

Y el umbral es piedra
tallada por las heladas
como en el cielo tallan las nubes
el rostro de las tormentas.
La cruz es oscura
única estrella
y su trueno lo único que alumbra
estrellándose en mil grietas
mis grietas.

lo que encuentro en sus enriedos
hace de luna al viento
que dobla en mí.