la felicidad es ese segundo en que te empiezo a tocar
y luego
es el recuerdo de mis dedos
como un oasis de color
en la oscuridad
hija de una mente, en verdad, remilgada
crecida entre pastizales de serpientes cazadas
a la vera de un pueblo donde no hubo baile
porque no hubo, jamás, noches de ansiedad

la lengua de nuestro amor lame las migas de pan
es esclava del dolor y en su sacrificio
su saliba empantanada hace estremecer

al viento, que se detiene ante los árboles
a la mañana, cuyo rocío el sol no seca
a la revolución, entristecida y pobre

y cuando está desencajada en su delirio
es que ha sido besada por la muerte o el silencio.
Porque no hay nada peor que una madre triste
supusieron que no había remedio
y aunque de la derrota vienen...

esas madres son fieras de su sangre
atacan el silencio desde el ruido del tumor
nos abrazan para siempre
nos cubren del frío con sudor

empuñaron la mañana empañada
en pañuelos con su blanco clamor
y sus manchas de sangre anónima
que recogen de la misma nada

y a eso hay que atreverse
con pecho firme de madre
y sed de revolución

ay! la tristeza baila el eco de la rebeldía
en círculos que se expanden
como la música

yo por ellas quiebro las palabras
que emana el llanto
para arribar a fuego nuevo
a luna roja hoguera nuestra
que arderá en tierra de todos.
la belleza satura los tímpanos de mis manos
me he aturdido de tanta provocación de Dios
de tanto ruido
tanta sombra de mujer en la cama

y se estrellan los humores ardientes de la cera
en las piernas de la barata puta acongojada
en la que se ha transformado mi mundo

las calles, mi amigo
se han vuelto de cartón

es permanente el olor cancino que brota de las esquinas
donde he llorado
donde me he escondido
con las que ahora me masturbo

y los dráculas que me he inventado
unos con gula otros
de estilo dantesco
ahora me hablan

es como si me visitaran
las hojas de calcar
en las que se ha convertido mi cuerpo
hace miles de años en el futuro

siento cómo se desmoronan
las paredes de mi cerebro
¡no veo más que escombros!

amigo,
escribo desde un desierto
¡tan vivo!, ¡tan vivo!
De muerta eres tan dulce
y las estrellas se han alineado en tu cara
para cantar los rubores de las flores

de muerta te has convertido en un destello
de las últimas luces del cielo
cuano está por aclarar

y me llevas en tu muerte
a la rastra
me clavas en el pecho
las espinas de los lechos que recoges
en tan ocuro viaje de tan lejos

de muerta eres tan dulce
y te escribo para que bailes
donde quiera que me encuentre
la muerte mía.