El bosque de cypreses grises.

El bosque de cypreses grises
hace tiempo me mantiene perdido en él
agitando sus copas desde hace siglos
con sus días eternos, vientos que pasan...

¿Qué velo siniestro me confesó una noche,
que hoy entierro la luna bajo mis pies?
¿qué bosquejo del infierno pintarajeé entre sueños?
¿quien sueña ahora por mí?...

A quien sea que seas:
¿por donde caminas, a quién sueñas,
cuál tu paraíso, cómo tu dulzura,
cuándo dentro tuyo vos y tu voz en ti?
Tengo un dolor con la tierra
ancestral, colérico, infernal
dolor de volcán;

Y en erupción, no tengo mas que llorar
venas y venas
que se van y se van
ni de vuelta a la tierra ni a ningún otro lugar.

Allá

Lejos se divisa el claro, alejándose
la primavera se destiñe en su regazo
moribunda aletea en su letargo de un otoño
que colmó sus versos, que secó su cauce.

Y yo la llevo a cuestas -cuánto cuesta-
como un epílogo, luna negra
de espaldas
camino su eclipse de rosa muerta.
Oh! la tarde se desnudó!
- augurio de tormenta -
y me enseñó su tercer ojo, bello durmiente
de bufonezca reunión de consejeros
de encierro total.

Doblan que se doblan las persianas
en el botón de los botones del pezón
del encierro total
de la chispa apunada de lo lento
perdida de su aguja de abismos
que no bebe su brebaje fatal.

Ay, apacible siesta de nariz lánguida
migraña de piernas
corazón nulo.

Y pensar que esta noche vestirás a tu ojo
que se despierta.
(....)
"Y por ti, mounstruo, arrastro de los pelos rostros
adorados, despierto muertos, desgarro estrellas
y los arrojo
a un absurdo fuego de palabras"

- De "Antipoema", Ulyses Petit de Murat, "Ultimo lugar", 1965.

Alguien llora

No quisiera herirte
pero tengo que dejarte
me acongoja el jardín de lo que pudo haber sido
y que tu pelo sea el techo de esta noche.

En los umbrales plurales de la devoción
se pierden platos de cientos de miles de mí negados
caminos y señuelos, balcones y recuerdos
hundidos en tu barco.

Alguien llora y quien escribe
hace las veces de su ángel
se desdobbla consciente se deforma
y heridas sus venas se mezcla su sangre.

Yo voy a escribirle al ángel
así reposo de vos en su sangre
y mientras él me escribe
yo te dejo sin herirte.

Artaud el ataud silvestre.

¿Adónde es que vamos si no es
a la búsqueda de los peldaños táctiles
de la invisible escalera
que nos rescata del pozo del vacío?

Manos negras que suicidan
los ojos y las venas.
Manos muertas que se mueren para vivir.

¿Cuantas veces es preciso creerse perido en él?, pues
¿Que más queremos hacer que las cosas que no existen?
¡Me niego a dormir en ascensores!

Se trata de que el amor se muere si no lo tratamos primero
con manos de pasto.

La sed perdida

¿Como hacer algo que ya no existe? como cantar...
en gris sólo se canta al mar, y el mar
cuando el mar...
es humbral de venas descarriladas
en una reboltosa mudez de mar
se apaga y otorga mar.

Río ya no hay
hay mar sólo
¿Como hacer algo que ya no existe más? como el color.
Alunado sea entre nubarrones
el cometa de la locura:
quizás licor de los sueños
quizás un tal vez infinito...

¿Como puede un terrible anhelo
que desde la sangría de cada noche
se le eleva al cielo con su puño apretado
volverse un cristal roto y faldero?

Ah! Aguerrida sombra que de mi no se despega!
quizás licor de los sueños
quizás un tal vez infinito.