tus ojos negros.

frente a frente
tus ojos miran mis ojos
nuestros codos en la mesa del bar
tus ojos que miran al pasado
el humo del café
fumás y fumás
tus ojos miran en mi cara el pasado
tus ojos que son espejos
en mi cara ven tus ojos lo pasado que ya no pasa
lo que nunca pasó que está pasando
lo que está pasando que ya nunca volerá a pasar;

una arruga
súbitamente
resquebraja el cielo que los habitaba
y finalmente
por tus ojos pasan esas lágrimas que nunca pasarían.
sos
la madre de todos los lenguajes
todos los alfabetos hablan con tu cuerpo
en el se esconden todas las palabras
toda poesía
todos los secretos
todas las formas de soñar

mi lengua no hace otra cosa que recorrerte.
Como entrar en el bosque mágico
donde follajes encantados y mariposas rojas
juegan con las yemas de tus dedos;
como volarse en el aliento de los azúcares;
como flotar en las delicadezas de la labranza;

Como aquellas abejas que allí vienen en manada
con los agijones a flor de piel.
despertarse una mañana
como quien se hamaca en tu cuerpo
bajo ese sol que aclara, en esa piel tan suave
ser esas brazas tibias del fogón de anoche
en el rocío tan sabias tan suficientes
y apagar de un soplo lo que quede de olvido.
ella
fugada lejana pero nunca neutra
sus manos
altas vagas robadas negras
su corazón lanzallamas
soñado por trovadores de otros siglos.

sus ojos guardan
bajo la aureola de su mirada
los colores del ocaso;
y en su boca cae
antes del beso que la busca
el día entrando en la noche;
y en su frente clara
tras largas horas de peregrinaje
amanece el sol de los otoños;
y su ropa viste
adornando de luna aquí y allá
su desnudez que son todas las estaciones.

pues bien, milagro...
barrado por ella mi magia clama
mientras se arma de bosques para besarla mejor
unas ansias que ya no caben en la música
y desbordadas se lanzan a su cueva.

She don´t dream with me III

la ciudad en bloque
avanza
precipitadamente todo se corrige
los pasos que se buscan bajo los rostros que se pierden
cuerpos que se chocan
como dos piedras

en la neblina
la ciudad impotente
desiertos caminantes;

titilando en el umbral de mi desesperación
rojos como diamantes que hierven
sus labios imposibles:
el sol es lo único incorregible
imán todopoderoso de los más tristes designios.

Hildalgologia.

Te has acostumbrado al invierno más crudo
abrazando alientos salvajes a fuego lento
etéreo en el frío por el frío
y salpicando las pocas risas con severas muecas de sangre
¡Tu hidalguía del desesperado!
la única cruz es el desierto de tu alma
(todo lo demás, es viento en el desierto
y Neón sumiso en plena noche).

Lloran por tí las aves y los colibríes:
te has hecho amigo del invierno.
¡pobre de tí cuando la jauría de fantasmas!
pobre de tí cuando el tiempo...

Cuando el ciclo de los cielos grises despeje
y todos los bellos seres maduren con el mundo
cuando muten su piel las flores, desnudando sus íntimos encantos
y se abran de par en par los labios de los higos y las abejas
se desarmen de fiesta en la miel de la primavera...
¡pobre de tí cuando el calor del Universo!