Hildalgologia.

Te has acostumbrado al invierno más crudo
abrazando alientos salvajes a fuego lento
etéreo en el frío por el frío
y salpicando las pocas risas con severas muecas de sangre
¡Tu hidalguía del desesperado!
la única cruz es el desierto de tu alma
(todo lo demás, es viento en el desierto
y Neón sumiso en plena noche).

Lloran por tí las aves y los colibríes:
te has hecho amigo del invierno.
¡pobre de tí cuando la jauría de fantasmas!
pobre de tí cuando el tiempo...

Cuando el ciclo de los cielos grises despeje
y todos los bellos seres maduren con el mundo
cuando muten su piel las flores, desnudando sus íntimos encantos
y se abran de par en par los labios de los higos y las abejas
se desarmen de fiesta en la miel de la primavera...
¡pobre de tí cuando el calor del Universo!