Te digo qué

Quizás hasta en alguna nueva ola
que de tanto llevarme, me traiga
un recuerdo húmedo de la sal, los vientos, y vuelva
enredado en algas, una vez más
lamiéndote la suela del perdón
y a costa de morirme entre mis reyes
por el salpicón de luna que sos vos
para mi océanica vejez.

Es que vivo entre mareas y el mar me traga.