entristecido:
casi tanto como un mar sin las gaviotas que sobrevuelan su soledad,
cuando son ellas las que dibujan, incondicionales,
las delicadas líneas de su calma o su tempestad.

abatido como el sol sin uno de sus brazos,
casi más que una costa sin playas, estéril,
así como el vacío se siente cuando no es habitado por los hombres,
ni por su poesía.