Pero tenías tanto amor bajo el rostro
en tu pelo
suspendido
el amor te bajaba por los pechos
acariciándote el viento
sin castigar
mimando de a sorbos tu regalo
perfumando
y la pregunta
que doblaba tu espalda
y que bajaba como príncipe a caballo
alzando su oro por tus piernas
era
donde estás
es cierto que
fugaste los perfumes por debajo
las claras y las hermosuras
que me amanecían las palabras
para entrar en tu noche
doblegando tu piel y triunfando
abirendo el mundo
ese
que ya no entiendo
que se escapa
que enmudece.