Como si de repente alguien le extendiera la mano
al sueño desplomado sobre el callejón
borracho ciruja y hediendo a licores
que despide el aliento de su derrota
como si alguien le hablase al sueño tumbado
con voz dulce de montañas y vientos
que son secretos y cantos impíos que huelen a cereza
como el perfume de los campos del inmenso mundo
como si esa voz y esa mano
viniesen a su recuerdo de sueño mendigo putrefacto
con la fina pluma de los poetas
y la delicada figura de una mujer de pechos frescos y blancos
como si el sueño muerto preguntase de repente
-¿porqué?
como si deviniera en niño en un cuarto de espejos
buscándose ya muerto un nuevo pie joven
de aventuras que nunca llegaron
-¿porqué? repite el mendigo entre la mugre
-¿A que saben esos pechos dorados de Dios
que danzan como las estrellas de mi delirio?
-¿Y cómo será oír esa voz dulce de mujer dulce?
¿como probar el azúcar, tal vez?
-¿Y a qué olerá la vida allá
donde los sueños brotan?
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