Y tal vez sea que así, áspera, entre tu hojarasca, tapada de ardores como si te acechase el invierno, siempre pálida, a punto de romper en llanto, estropeada sea como más te quiero. Ahora que veo tus trapos mojados en sangre, ahora que te veo más desnuda, ahora que llegaste desde muy lejos con la mugre del mundo posada sobre tus pechos antes de cristal, antes dulces, ahora amargos, ahora un poco más vieja deseo algo más que tus perfumes locos y deseo hundirme en las corrientes subterráneas de tu vientre y oler a tierra en todas partes. En este el primer día del año nuevo de los grises años, desarreglada viniste al mundo como alguien que, al fin, persigue algo. Aunque no persigas nada que no sea polvo. Ahora sí que voy a amarte de verdad.
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