Necesito cagarme
necesito cegarme
necesito borrarme.
Pero para ello necesitaria fumarme
necesitaría tomarme
necesitaría tragarme.
De modo que tendría que digerirme
lo que implicaría entenderme
al precio de desintegrarme.
Mis días son un barquito de papel
hundido en las revoltosas mareas
del ácido digestivo de mis neuronas
y en una curiosa diarrea constante.
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