Drágula y su espejismo de Rimbaud.

la temporada de las rosas
sonrojaba el viento que doblaba rozando tus mejillas
nos enardecía y nuestros ojos rubios brillaban
las estrellas reían y nuestros besos saltarines
se sacaban la ropa
urgaban, maldecían, lloraban bellos
- ¡saltaerines remolinos con sabor a vino
que la vida regala sólo a dos de sus bocas sonrojadas
en la temporada de las rosas!.

y yo que te bebí entera y de un solo trago
enciendo en estas noches viejas el quejido
de sus espinas negras
que han crecido y con sus largos agijones
perforan mis pulmones y enferman mis paisajes
y mi amor siniestro fugado tras de tí se arranca los ojos para no
verse morir].