Ella no sueña comingo II

Ella hizo del cielo un agridulce bocado
cuando, por entre la comisura de sus labios derretidos de candor
suspiró eros con un arrogante llamado:
- ¡no es tarde todavía, amor mío!
¡ven, enciéndete en mi pecho y arde
como una brasa que nace en el centro de la tierra
y busca allí el fondo de la vida!
¡Nunca es tarde para ser Joven!

Y fue entonces que me hice fuego verdadero y fresco:
es su sonrisa el lecho donde desnudos pasean mis versos
eróticos comienzos nacimientos revanchas andanzas y caminos pues
¡nunca es tarde para ser joven! y menos aún
soñando despierto.