Réquiem en un parque.

Clausurados esos bordes y esas cruces
apaciguadas tras el ahogo
baja Drágula a los incógnitos de sí mismo
a coversar duramente con la bruma de los árboles
viejos de su interior, agitados por el viento.

Un parque enorme y oscuro lo recibe y cobija
y la noche le regala al fin
aquellos versos que le había prometido...

"En este parque fluyen ríos encantados
puedo oírlos cantar en las copas de estos árboles
y en los picos de estos pájaros
todo tiene mil colores y mil cantos
nuevos cada día y hasta la noche
¡Hoy nacen cantos que morirán mañana!
persistiendo sólo en el viento, que viaja...

¡Sea esta revelación celebrada con otros versos!
ya leídos y ya muertos y ya del viento, que ahora escribo
y que ahora nacen...
- Si Drágula se quita la máscara, se quita la vida -

Y en cada rincón de este parque que canta
hay un niño llamado esperanza
que juega a las escondidas".